(Buenos augurios)
Bajo el cielo oscuro que dejaste
las ideas se van turnando
y se van yendo.
Ya no escucho los latidos
bajo los restos de tu sangre.
No presiento aquel milagro
Ni sacrifico mis sensaciones.
Enterradas las piedras del dolor:
en zócalos profundos
dentro de su carne.
Ya no existe un lugar en el infinito,
solo un pedazo guardado de orgullo,
para poder odiarme y aplastarme
hasta que todo vuelva,
a donde todo pertenece.
En Bolivia
Publicado por
VaneBoo
jueves, 14 de junio de 2007
Poemas Árbol
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